Qué poco hablamos de la sangre que brota del cuerpo de las mujeres día sí, día también.
Y qué poco sabemos del negocio de la sangre. Se gana mucho dinero con la gestión que hacemos las mujeres (y la sociedad en general) de la sangre.
Repetiré esta palabra hasta que suene normal. Suene a agua, a viento, a mar.
La sangre es nuestra herencia. Para las mujeres es nuestra compañera. Es nuestra columna vertebral durante muchos años, entre 30 ó 40 años de sangrado, dependiendo del caso.
Sangrar durante nuestro tiempo de sangrado es buena señal. No sólo porque nos dice que podemos ser fértiles y traer bebés a este mundo, sino porque nos dice que nuestra estructura está en orden, que tenemos buena salud. Que nuestro sistema funciona. Si supiésemos los beneficios del sangrado y los superpoderes asociados a la estructura cíclica viviríamos la sangre como nuestro oro líquido.
La creación de lo que es ser mujer es algo mucho más complejo, creativo y personal de lo que conocer el ciclo menstrual puede ofrecernos. Pero conocer el ciclo menstrual y poner de nuestro lado el concepto, la experiencia, la vivencia “SANGRE”, nos permitirá no construirnos en contra, si no a favor de la energética que porta el hormonaje de un “ cuerpo mujer”. No es algo determinista. Es algo colaborativo. Es una suma. Bajo mi punto de vista es una suma, cualitativamente trascendental.
Las niñas de este contexto ideológico llamado occidente, hemos crecido en el mundo del tener. Tener dinero, tener autonomía, tener una biografía, tener un cuerpo, tener la regla. La regla, no es algo que tenemos. Es algo que forma parte de nuestro ser, es algo que nos recorre. Mejor dicho, no es la regla lo que nos recorre, es un ciclo menstrual, con sus cuatro fases y contextos hormonales diferentes. Durante el largo tiempo que nos acompaña. Lo que pasa antes y lo que pasa después, el tiempo sin sangrado, se define en torno a esta estructura. Inevitablemente. Niñez, edad fértil, climatelio comparten mirada en torno a la sangre.
Cuando comprendí, aún por encima, la estructura cíclica que me recorría, empecé a experimentar un orden inexistente hasta el momento. Es como si de repente todo un armario desordenado encontrase la estructura necesaria para ser útil. Cuando los calcetines estaban separados de las camisas, podía acudir fácilmente en busca de lo que necesitaba sin perder energía, sin perder tiempo y sin confusión.
Eso fue lo más inmediato y sorprendente. Sólo con conocer por encima el ciclo, su estructura, se ordenó un yo que parecía caótico. Junto a esto, lo siguiente más llamativo, fue la evidencia. Sólo me sentía a gusto en mís 7 dias al mes (fase preovulación-arquetipo de la virgen). Todo lo demás era repetitivamente un viaje en contra de mi manera de sentir, de mis emociones, de mi visión del mundo. Y se repetía, sistemáticamente, de una manera escandalosa, cada mes.
Me dió mucha perspectiva y tristeza comprobar cómo solo me identificaba con unos aspectos que aparecían en mí unos pocos días al mes. Cuando puede ver los demás aspectos (los otros 21 dias del ciclo), con perspectiva, me pareció algo muy marciano el no haber reparado en que siempre estaban, en que también me pertenecían y que no integrarlos en la idea de yo que estaba elaborando era algo que no tenía sentido. Y energéticamente super-pobre.
Ay!, tanta búsqueda de autoestima. Imposible estimarme si rechazaba muchos de los aspectos por los que, insisto, sin excepción y repetitivamente, pasaba cada mes.
Si a mi alrededor hubiese existido una idea de cuerpo que no incluyese la espalda, ni las piernas, por ejemplo…¿cómo podría haber comprendido que la huella que dejo me pertenece? o ¿que lo que siento viene de la piel de mi espalda? No tener una estructura con la que identificarse, es no tener lenguaje para reconocerse.
Portar un “cuerpo mujer” tiene una estructuta determinada. Conocerla nunca podrá suplir la labor de creación que cualquier sujeto requiere. Pero no conocerla, entorpecerá sin duda la posibilidad de integrar los superpoderes, las bifurcaciones, los aspectos propios de cada etapa. Y lo que me parece más importante, no poner en valor los diferentes aspectos de acceso a la realidad que pone la experiencia de una estructura cíclica, es empobrecer la manera de colaborar en la creación de nuestro mundo.
Aprende a sentir orgullo de tu oro líquido.. Conoce tu ciclo, y con él, reconoce tus diferentes aspectos. Y crea un yo lleno de matices y estima por su estructura cíclica. A favor de su energética. Y en colaboración con las demás realidades y estructuras.